Haz planificado esto varios meses, tú y tú bici solos, perdidos en esas montañas que solo veias en videos. Todo es precioso, mira que vistas, mira que montañas, no hay nadie por encima de mi, estoy a 3mil metros de altura y me siento invencible. Y de pronto, te pilla una granizada, una bajada de sopetón de 10 de grados, joder, recuerdas que no cogiste contigo esa chaqueta ultraligera ultracaliente que habías comprado… vas bajando al límite de tus fuerzas y tiritando, llegas a un desvió y cuando miras el móvil, sin cobertura, no sabes donde estás, no recuerdas haber visto esto en el track del GPS, no puedes avisar, no dijiste dicho a nadie donde ibas, no llevas nada para protegerte, ni una manta térmica, nada. ¿Qué haces ahora?

Hoy en día con el GPS, bicis ligeras con buenos componentes que no rompen cada pocos kilómetros, geles, mochilas con montón de espacio para agua y repuestos y otras muchas mejoras, cada vez nos arriesgamos a hacer salidas más largas, más duras, en zonas más aisladas. Con todo un mundo de innvocaciones lo que hace unos años era casi como hacer “bikepacking” con mochilones enormes ahora sales con una riñonera y un bidón. Otros ponen un par de bolsitas minimalisas en el manillar y el cuadro y se tiran varios días perdidos por ahí. Perfecto, pero ¿seguro que vas suficientemente preparado? Cuantos rescates y noticias de accidentes vemos justamente por esta falta de preparación mínima, mirar la climatología del sitio o región que vas a visitar, sobre todo si es alta montaña donde puede cambiar muy rápido el tiempo.

Con el aquello de viajar ligeros dejas en casa una capa extra o unas baterías extras para el GPS o olvidas ese cargador solar que un día pensaste te vendría bien o el repuesto de la patilla de cambio, “total, nunca la he partido, no haré nada del otro mundo”. Y si planeas irte realmente a zonas aisladas donde casi 100% seguro no tendrás cobertura ni siquiera en el GPS, piensa en el mapa de toda la vida, aprende a usarlo y orientarte, al menos lo más básico, no tienes que convertirte en un ingeniero de caminos, pero latitud, longitud, distinguir que pasa si esas rayitas están muy cercas unas de otras (pista, no es bueno), una brújula incluso si nos ponemos ya más serios.
Deja a alguien avisado de tus planes, incluso horarios aproximados de llegada, para que si no recibe un aviso se ponga en alerta, intente localizarte, avise a las autoridades y sepa indicar aproximadamente donde podrías estar o que ruta estabas siguiendo. Lleva comida suficiente, de nuevo, no escatimes en peso, no hace falta que te lleves 5 bocatas de lomo, pero unas barritas, unos geles, te pueden sacar del agujero con su aporte de energía y subidón y darte ese empujón para acabar la ruta.
Todos hemos hecho barbaridades y luego recordando pensamos “escapé de una buena de pura casualidad”. Esa casualidad quizás la próxima vez no pase y pases momentos complicados. No tiene ni siquiera que ser una salida en un sitio aislado o lejos, puede incluso pasarte en una salida de un día pero que te coja un cambio de tiempo fuerte. Sin ir más lejos, a mi hace par de años en una salida en Val d’Aran a finales de septiembre, me cogió una nevada fortísima en la zona alta del valle, iba con buena ropa, con uno de los trajes cortos de Dirtlej, que me protegía del viento y la nieve, pero los guantes que llevaba eran de verano y sufrí mucho con las manos semi congeladas, sin poder agarrar bien el manillar y rezando porque el sendero por el que iba que era la primera que vez que bajaba no tuviera ningún agujero grande bajo la nieva que ya lo cubría todo. Regresé al pueblo helándome, directo a una ducha caliente con los dedos de los pies y las manos morados. Todo porque me confié, una salida de no más de 30km, pero que tuve que recortar a solo 20km por el cambio de tiempo repentino.
